Ha pasado el Festejo del Bicentenario. Ha sido magnífico.
Hubo espectáculos para todos, desfiles de todo tipo (militar, de autos, naciones con trajes típicos, carrozas), cantantes, bailarines, mucha música, luces, fuegos artificiales.
Ha sido magnifico, por la cantidad de gente en las calles, familias con chicos, jóvenes, mayores, hasta con perros, caminando, escuchando, observando, cantando, comiendo, sonriendo, disfrutando. No se veía a nadie nervioso, enojado, mal humorado.
La Avenida más ancha, la calle Corrientes, la Avenida de Mayo, Plaza de Mayo, Plaza Congreso, todos los espacios inundados de personas yendo de un sitio a otro, sin apuro, sin incomodidad por los apretujones, sin vigilancia, sin incidentes, sin inseguridad.
Pirulo de Tapa-Página/12 - Exactamente a la cero hora del 25 de Mayo se interrumpió el recital folclórico en el Obelisco y cientos de miles de personas acompañaron las estrofas del Himno Nacional cantadas desde el Valle de la Luna y transmitidas desde las gigantescas pantallas. Al terminar la última estrofa fue un estallido. Y no sólo de los fuegos artificiales que llenaron el cielo. También la multitud empezó a gritar y a saltar en medio de abrazos y felicitaciones. Así empezó el camino del tercer Centenario.
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